TURISMO Y COVID: CÓMO RECUPERAR LOS PEQUEÑOS ESTADOS INSULARES

Andrea Hausold - Dec 7, 2020
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Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID), según lo define la UNESCO, han experimentado una expansión sorprendente en su sector turístico, especialmente durante la última década. Sin embargo, la fuerte caída del turismo internacional a causa de la pandemia de la COVID-19 ha tenido un impacto significativo en estos territorios.

En el 2019, la rica biodiversidad y los magníficos ecosistemas de estos países atrajeron a unos 44 millones de visitantes. En Santa Lucía y Palaos, los ingresos por turismo representan el 98% y el 88% de los ingresos por exportaciones, respectivamente. En las islas caribeñas, el turismo genera el 27% del empleo, mientras que la proporción llega a un 24% en la región de África, Océano Índico, Mediterráneo y Mar de China (AIMS), y al 20% en la región del Pacífico.

Sin duda alguna, la actividad turística es una fuente de ingresos importante para sustentar la vida de los habitantes, recuperarse de los desastres, y preservar la biodiversidad y el patrimonio cultural en estos países.

No obstante, la muy pronunciada caída del turismo internacional debido a la pandemia del coronavirus está teniendo un impacto significativo en los estados insulares: en el 2020, estos países registraron una pérdida del 3,6% del PIB, un valor mucho mayor en comparación al promedio mundial.

Muchos PEID, en particular en el Caribe, dependen en gran medida de los ingresos por turismo para pagar una gran deuda, principalmente debido a la desproporcionada vulnerabilidad ante el cambio climático.

Si bien la industria del turismo es un motor económico, también es responsable por más del 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, y puede provocar la degradación de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad.

“La crisis nos obliga a replantearnos ciertas prácticas”, explican el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y algunos sistemas actuales.

La pregunta que se formulan es: ¿Cómo podemos crear una economía turística en armonía con la naturaleza junto a un modelo que se integre en las economías nacionales, promueva la participación de todos y preserve la integridad cultural y ecológica de las islas?

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo propone tres formas de fomentar una recuperación verde y acelerar el cambio transformador.

1.El concepto de economía azul, donde el turismo es visto como un motor de recuperación y revitalización capaz de generar resiliencia a las crisis económicas, anclar las economías locales en actividades sostenibles y generar formas de vida más respetuosas con el medio ambiente.

“Por lo tanto, es fundamental estimular la inversión privada a gran escala en actividades que promuevan la conservación de la biodiversidad y combatan la degradación de los ecosistemas al tiempo que generan crecimiento”.

La diversificación de los productos turísticos con actividades marinas no tradicionales (como el buceo, el surf y la observación de la vida silvestre) es una oportunidad para expandir las fuentes de ingresos de las comunidades locales.

La implementación de mecanismos innovadores de “economía azul” – esquemas de seguros para proteger arrecifes de coral, canjes de deuda por naturaleza, bonos azules, impuestos al turismo – puede ayudar a financiar innovaciones mientras empodera a comunidades y empresas, y alivia las limitaciones presupuestarias de los PEID.

2.La transformación digital es un poderoso aparato de inclusión, competitividad y sostenibilidad. Es fundamental desarrollar y aplicar el reciclaje profesional en los campos digitales.

Un mejor acceso a la tecnología para las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYME) permitirá su plena integración en la cadena de valor local y que puedan convertirse en líderes de la innovación. Tecnologías como big data, inteligencia artificial e Internet de las cosas pueden mejorar el conocimiento del mercado y ofrecer estadísticas para ayudar a reducir la huella ambiental de la industria.

Además, el sector creativo digital puede lanzar nuevos productos turísticos respetuosos con el medio ambiente, y las redes sociales pueden utilizarse para concientizar a los consumidores.

3.Las comunidades primero y el turismo responsable

Las actividades turísticas auspiciadas por las comunidades locales son fundamentales para asegurar la sostenibilidad de la industria.

El turismo depende principalmente de las personas, muchas de las cuales dependen en gran parte de esta actividad y se encuentran en una situación extremadamente precaria.

En comparación con el tríptico tradicional de ‘mar, sol y playa’, el turismo comunitario también promueve el comportamiento responsable del consumidor al fomentar intercambios más significativos y un mejor entendimiento de la cultura local.

Los consumidores son un poderoso factor de cambio. Sus voces y demandas tienen el poder de mejorar las economías y el bienestar de las poblaciones. Debemos ser conscientes de la importancia de organizar campañas para fomentar un turismo responsable y sostenible.

Las posibilidades son enormes, pero también lo es el trabajo que exige. Solo planes y estrategias efectivos que involucren a los gobiernos, las organizaciones internacionales, el sector privado, las redes regionales, la sociedad civil y las comunidades locales podrán lograr un cambio tan radical.

El desarrollo exige un enfoque integrado donde toda la sociedad se vea involucrada, y el cambio en el sector turístico es vital para el futuro de los PEID.

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